M@res Online


Prólogo de Luis Alberto de Cuenca

Avalada por dos poemarios previos de gran intensidad poética, Versos de perra negra (2005) y A ollada de Astarté (escrito en gallego, 2007), Pura Salceda, mexicana de nacimiento, profesora de lengua y literatura gallegas en Cataluña, se me aparece como una especie de síntesis de lo hispánico, a este y al otro lado del mar. Y no es ociosa la mención del océano, porque Pura ha titulado el libro que comienza donde terminan estas líneas M@res online, y lo ha dedicado “a todos los que alguna vez surcaron m@res conmigo”. Sabedor de que, en 2003, nuestra autora publicó, en colaboración con mi amigo Andrés Aberasturi, Hola, ¿de dónde eres? Manual de urgencia para navegar en los chats, no creo aventurado colegir que la dedicatoria va dirigida a todas aquellas personas que alguna vez tuvieron contacto cibernético con Pura, que se me figura avezada en las lides internáuticas. La verdad es que los ordenadores nos han proporcionado últimamente infinidad de ocasiones comunicativas que han subvertido de arriba abajo el tinglado de las relaciones humanas en todo el planeta. Yo creo que M@res online nos habla de eso, aunque su tema sea, sobre todas las cosas, el amor, que es el territorio donde Pura Salceda se conduce con la facilidad y el desparpajo con que Esther Williams componía sus tableaux vivants sincronizados en Escuela de sirenas.



Nos encontramos, pues, delante de un libro que desarrolla hasta sus últimas consecuencias uno de los temas más queridos por la poesía lírica desde su fundación, allá en los tiempos posthoméricos de Safo de Lesbos, o sea, el amor. A mí me parece que el deseo sexual es algo natural en los animales y, por tanto, en el hombre, que es un animal de tomo y lomo, por más que el adjetivo ‘racional’ enmascare o relativice su auténtica naturaleza. Y también me parece que el amor no es algo tan natural en la especie humana como pudiera pensarse a primera vista, sino un constructo cultural que se sacaron de la manga Safo y compañía y que, a partir de entonces, no ha dejado de reinar en Occidente como soberano absoluto de nuestras entretelas (adquiridas) más íntimas. Sea algo innato o cultural, lo cierto es que Pura Salceda se mueve en el océano del amor como si estuviese en la piscina de su propia casa, añadiendo, además, a esa comodidad conceptual una exquisita sensibilidad, una extraordinaria capacidad de penetrar y de profundizar en las relaciones humanas y un sentido del fuego, de la lumbre amorosa, que contagia e incendia los asombrados ojos del lector, que se pasean por la hoguera marina de sus versos.

Y digo fuego y agua mezclados, porque Pura, al modo en que los bizantinos se hicieron invencibles en el mar inventándose el llamado fuego griego, logra fundir en sus versos esos dos elementos tan aparentemente dispares, y lo hace sirviéndose de palabras acuáticas e ígneas a la vez, hechas de cuerpo y luz y plenitud, pero también de la amargura del fracaso y de la hiel del desengaño. Bien venidas, pues, sean estas lucubraciones líricas tan hondas y tan verdaderas que sobre la sagrada mentira del amor nos ofrece Pura Salceda, a mayor gloria de la poesía.


LUIS ALBERTO DE CUENCA
Madrid, 1 de abril de 2008.